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El derecho de integración regional para una educación del siglo XXI

Nicolás H. Varela


"No hay mejor prueba del progreso de la civilización

que el progreso del poder de cooperación."

John Stuart Mill


Introducción:

América Latina no está viviendo una época de cambio, está atravesando un cambio de época.

Los avances en la tecnología en un mundo cada vez más interconectado están transformando la forma en la que los jóvenes se comunican, se relacionan y aprenden. Por ello, necesitamos cooperar como región para que la sinergia del trabajo en conjunto nos ayude a adoptar un sistema educativo acorde a la época que estamos viviendo.


Antecedentes históricos:

La idea de integración regional no es reciente. Podemos rastrear los primeros intentos de cooperación en el proyecto de la “Magna Colombia” de Simón Bolívar o en los ideales de San Martín, Artigas u O´Higgins. Sin embargo, los avances que hemos logrado no suelen ir más allá de una cooperación meramente económica.

La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) son sólo algunos de los ejemplos de los intentos y fracasos que ha visto nuestro continente.

Contadas son las excepciones, como es el caso del MERCOSUR, que trató de ir más allá de lo económico y buscar una mayor integración creando, por ejemplo, su propio parlamento; o el caso de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) que pretendió una cooperación en busca de la preservación del patrimonio natural de la Amazonia pero, en su gran mayoría, la economía siempre fue un tema prioritario al momento de decidir cooperar como continente y el lugar que se le ha dado a la educación en América Latina parece haber ocupado una posición poco relevante.

Algunos avances que hemos podido observar en materia de integración se vislumbran en intentos más recientes como: La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (2004), La Alianza del Pacífico (2011) o la Unión de Naciones Suramericanas o UNASUR (2008). Si bien no pretendo adentrarme en estas cuestiones, a modo de ilustración, este último ha intentado conseguir una integración similar a la alcanzada en la Unión Europea: proponiendo una moneda única, un Banco del Sur, ciudadanía sudamericana, libre circulación de personas, seguridad (Consejo de Defensa Suramericano) o el fortalecimiento de las instituciones de la democracia (por ejemplo, con lo que ha sido la suspensión del Paraguay por el resto de los miembros después del golpe de Estado contra el gobierno de Fernando Lugo).

Sin embargo, el papel que quiero resaltar aquí es el que ha tenido la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) creada el martes 23 de febrero de 2010. Está compuesta por un total de treinta y tres países, siendo la unión más grande hasta ahora, y busca ser un organismo que promueve la integración y desarrollo con el fin de fortalecer la región. No sólo intenta promover la comunicación y la cooperación mediante sus cumbres y la coordinación entre gobiernos e instituciones subregionales, sino que también ha encontrado una forma de apostar a la educación a través de la Cumbre Académica Permanente que intenta potenciar un espacio euro-latinoamericano de educación superior, ciencia, tecnología e innovación.

Luego de este breve análisis, podemos observar cómo la preocupación por una integración completa ha ido creciendo pero aún carecemos de una unión lo suficientemente amplia y profunda que logre impactar en la vida de sus ciudadanos. Si tras tantos intentos de integración no podemos encontrar una clara prioridad por la excelencia de nuestros sistemas educativos, América Latina es una región indefensa.

Esto parece comprobarse si observamos los resultados y el bajo desempeño de muchos alumnos de países latinoamericanos en el último informe PISA. En Argentina, por ejemplo, el 50% de los alumnos que comienzan el secundario no lo terminan. Estos resultados deberían ser alarmantes si tenemos en cuenta que la educación es la clave frente a la lucha contra el desempleo, la pobreza y el subdesarrollo.

La integración es un camino para posibilitar que mejoren las condiciones de la inserción internacional, formar una voz común, ampliar y consolidar el desarrollo otorgándole sustentabilidad, aumentar el bienestar de la población y afianzar la paz y la estabilidad.


Desafíos para la integración regional

Es importante comenzar a sentar las bases de una integración académica en Latinoamérica que permita crear una conciencia y desarrollo social a nivel regional y donde podamos aprender unos de otros y cooperar para fortalecernos mutuamente.

Lamentablemente, esta región ha presenciado tensiones entre nuestros países: problemas territoriales, como la reciente disputa entre Bolivia y Chile por la recuperación de la salida al mar; conflictos de naturaleza política, o inclusive confrontaciones en el ámbito militar como, por ejemplo, la incursión de tropas colombianas en Ecuador en 2008. Esta clase de conflictos dificultan la posibilidad de impulsar un proyecto en conjunto.

Para lograr superar esta primera etapa de tensión, es necesario fortalecer los canales de diálogo que permitan resolver nuestros conflictos para lograr una integración cultural y educativa teniendo en cuenta políticas a largo plazo. Debemos darnos cuenta que el crecimiento económico de un país se genera a través del fortalecimiento de la educación de sus habitantes. Entonces, ¿cómo podemos lograr poner esta cooperación educativa en marcha?


Formas de cooperación

Frente a estos desafíos, existen varios métodos que podemos implantar para generar un cambio, modificando las reglas de juego con las que pensamos la educación:

  1. Incorporar organizaciones no gubernamentales y fundaciones (tercer sector) como métodos de educación no formal. Distintas organizaciones, como por ejemplo: Enseña x Argentina, que busca mejorar la calidad de la educación y aumentar las oportunidades de los chicos en situaciones desfavorables, u organizaciones que luchen por la protección medioambiental. Ellas no solo contribuirían a lograr generar los valores que los jóvenes necesitan, sino que, a su vez, ayudarían a fomentar el voluntariado y la participación ciudadana.

  2. Mayor prestigio y formación docente. Para esto se requiere un cambio cultural en la forma en que la sociedad percibe a los profesores. Tomemos como ejemplo el caso de un físico de Finlandia que soñaba era ser profesor pero como sus notas no eran lo suficientemente altas se tuvo que conformar con ser físico teórico. Este ejemplo demuestra el prestigio que tienen en otros países los profesores, como así también el nivel de formación con el que deben contar.

  3. Dar la posibilidad a los alumnos de cursar materias en otras facultades de su universidad, tomando como ejemplo el caso de Chile que permite que un alumnos de, por ejemplo, ingeniería pueda tomar créditos en la facultad de medicina o abogacía. Mezclar dos campos de formación distintos podría contribuir enormemente a la innovación al juntar dos focos que quizás nunca estuvieron relacionados. Al mismo tiempo, se promueve el aprendizaje multidisciplinario y la oportunidad de conocer personas que estudian otras carreras con pensamientos distintos. Una verdadera cooperación latinoamericana se reflejará en poder aprender de los aciertos y errores de nuestros países hermanos.

  4. Crear políticas públicas que busquen innovar en materia educativa. Mejorar los canales de comunicación entre los que planean las reformas y los que la ejecutan, de manera que se intente llegar a un consenso. Debe existir colaboración entre profesores y políticos para que en el dialogo se encuentren las mejores políticas para llevar a las aulas, reduciendo así también el conflicto.

  5. Innovar y aprovechar las nuevas tecnologías. Un buen ejemplo de esto es la posibilidad de grabar clases o cursos completes y subirlos a internet. En varias universidades ya se está implementado esta idea que permite tanto capacitar a otros profesores al poder compartir contenido entre colegas, formando así una red entre profesores comprometidos con mejorar la educación, como así también darle la oportunidad a alumnos de distintas partes del mundo de tener acceso a una clase magistral. ¿Estamos aprovechando al máximo este potencial? Debemos apuntar a la innovación continua, a que la educación esté lo más actualizada a los avances en la tecnología para lograr el mayor impacto posible.

  6. Extender la posibilidad de realizar intercambios (académicos y profesionales) entre estudiantes, profesores e investigadores entre países latinoamericanos, permitiendo así la cooperación entre universidades para crear planes de estudios equivalentes. Esto se puede lograr mediante la creación de una cátedra universitaria que sirva para cualquier carrera y país como puede ser una sobre conciencia medioambiental, para que las generaciones futuras arreglen los errores de las generaciones que los precedieron y lograr un desarrollo sustentable; o también una sobre estudios latinoamericanos que permitan generar en los alumnos un sentido de pertenencia y una identidad latinoamericana que nos hace falta para estar más unidos como continente. Debemos tomar como modelo las becas Erasmus y adaptarlo a la realidad latinoamericana. Para lograr esto tenemos que entender primero que la educación no es un gasto sino que es una inversión.

  7. Es crucial fomentar la necesidad de incentivar la creatividad, la innovación, encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. Para esto es necesario cultivar la creatividad en los alumnos. No podemos sostener un sistema educativo donde se enseñe que cometer un error es lo peor que podemos hacer. Para fomentar la creatividad es necesario generar un ambiente donde esté permitido probar cosas nuevas, equivocarse y cometer errores.

Hoy, más que nunca, es importante incentivar a la juventud en obtener nuevos conocimientos, habilidades y experiencias. Hoy, más que nunca, es imprescindible estimular la educación no formal, educación para una nueva generación, con nuevas necesidades. No podemos seguir basando nuestra educación en un modelo que solo valore recordar datos de memoria, pero no fomente el pensamiento crítico. Estas ideas podrían contribuir al desarrollo personal de los alumnos, investigadores y docentes brindándoles las herramientas para generar un cambio.


Conclusión

Las condiciones en Latinoamérica han cambiado bastante en los últimos tiempos pero los planes educativos parecen renuentes al cambio. Debemos adaptar la agenda a los tiempos en que vivimos. Lo anterior propone, entonces, nuevos retos a una juventud de una nueva época en la que remover los obstáculos de corto plazo dará lugar a una integración a largo plazo. Debemos comprender la necesidad de replantear los principios en que basamos la enseñanza en América Latina, cambiar el paradigma actual de la educación.

Para lograrlo América Latina debe tomar una posición en conjunto y combinar esfuerzos. Es necesario una integración para poder amalgamar fuerzas y poder consolidar una cooperación que sea constante y fuerte. Debemos encarar esta tarea sabiendo que para poder llevarla a cabo necesitamos colaboración, trabajo en conjunto y la voluntad de querer llevarlo a cabo, como bien dijo Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

Todos podemos tomar la responsabilidad de asegurarnos de estar empujando en la dirección correcta, fomentando la integración desde nuestras universidades u organizaciones, informándonos y participando desde nuestra posición como estudiantes o ciudadanos. Hoy, más que nunca, es momento de cooperar.


Referencias

1) Alburquerque Llorens, Francisco. "Introducción a los procesos de integración económica en América Latina y el Caribe. Aportación española a la bibliografía sobre integración latinoamericana, 1985 a 1992". , Madrid. REDIAL (1994)

2) Aravena, Francisco Rojas. "Unión Latinoamericana y del Caribe: ¿Es una opción viable para consolidar el multilateralismo latinoamericano?" (2010)

3) Arcila Barrera, Carlos. "Integración Académica Regional en Latinoamérica: La integración política y económica entre naciones debe sustentarse en la integración cultural y educativa” (2012)

4) Carta iberoamericana de calidad en la gestión pública. Aprobada por la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Administración Pública y Reforma del Estado San Salvador, El Salvador, 26 y 27 de junio de 2008. Adoptada por la XVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno San Salvador, El Salvador, del 29 al 31 de octubre de 2008 (Resolución No. 25 del "Plan de Acción de San Salvador")

5) Espíndola, Roberto. "Electoral campaigning and the consolidation of democracy in Latin America: the Southern Cone". University of Bradford, Department of European Studies (2014)

6) Fernández Reyes, Jorge E. "Los Procesos de Integración Latinoamericanos en la Actualidad" (2011)

7) Revista iberoamericana de derechos y libertades civiles | AÑO 2011 | NÚM. 1. Sobre los Derechos de las minorías.

8) Rojas Aravena, Francisco. "La Celac y la integración latinoamericana y caribeña: Principales claves y desafíos" (2012)

9) Santarén, Hector. "La integración Latinoamericana: Un proyecto político" Libres del Sur- isepci. Ponencia al segundo encuentro el futuro de la integración latinoamericana organizado por la catedra libre José Gervasio artigas de la universidad nacional de la plata - 23 y 24 de agosto 2012.-

10) Sau A, Julio. "Nuevos temas en la integración latinoamericana del siglo XXI". Fundación FRIEDRICH EBERT STIFTUNG (2011)

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