Mariana Sandoval Ulloa.
En México se han logrado avances significativos en materia electoral, hemos democratizado y establecido organizaciones e instituciones democráticas, pero en el funcionamiento del gobierno, aún tenemos bastantes deficiencias, y una forma de combatirlas, es con la participación ciudadana. Si tan sólo un grupo de mexicanos se organizara e ideara formas que motivaran la participación ciudadana autónoma y espontánea pero permanente, constituyéndola en una forma de vida, sólo así daría inicio un proceso democratizador que nos ayudaría a mejorar nuestra calidad de vida como sociedad.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1948 se promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y es aquí donde surgen los derechos civiles y políticos o derechos individuales, propios de la concepción del Estado liberal y democrático. Cuando los ciudadanos se apropian de estos derechos y los llevan a cabo, surge la participación ciudadana, que enaltece las libertades individuales y trae como resultado un beneficio social o colectivo.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 puede considerarse un gran avance en materia de participación ciudadana, ya que en su artículo 5° estableció por primera vez el concepto de derechos políticos, esto es, hizo referencia por primera vez al derecho de los ciudadanos a votar y ser votados. Recientemente, como consecuencia de las inquietudes y de la participación ciudadana en la sociedad mexicana, el 20 de diciembre del 2002 se crea el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), órgano de la Administración Pública Federal con autonomía operativa, presupuestaria y de decisión; encargado de promover y difundir el ejercicio del derecho de acceso a la información.
Analistas aseguran que hoy en día, en México, los ciudadanos viven en un clima de desencanto, enojo, apatía, desconfianza y desesperanza. Pues el gobierno se ha centrado en satisfacer las necesidades de una élite y ha descuidado completamente a la clase media, que predomina en la población mexicana, es por esto que los mexicanos deberían de buscar nuevas herramientas para fortalecer a la sociedad y desenmascarar a los políticos que sólo buscan su propio interés, una de las herramientas más confiables es la PARTICIPACIÓN CIUDADANA.
¿Qué es la participación ciudadana?
El tema de la participación ciudadana, comenta Sánchez Ramos (2009), está ligado con la democratización como proceso de apertura, de estructura e instituciones para acercar y organizar una relación entre gobierno y gobernados más directa y funcional. La participación ciudadana es pues, dice el autor, la intervención de los ciudadanos en los asuntos que le son de su interés o en donde pueden decidir.
La participación ciudadana es el medio idóneo para expresar los intereses de los ciudadanos frente a la autoridad, quien debe tener la capacidad para canalizar y atender adecuadamente las demandas ciudadanas. Tapias Flores dice que la democracia se conquista con la participación ciudadana que sólo puede subsistir en un régimen de libertades, lo que diferencia a un Estado democrático de uno autoritario.
En un Estado democrático, el mejor gobierno es el que resuelve todas las demandas de los ciudadanos en el menor tiempo posible; aunque este gobierno no subsistiría mucho tiempo porque cada demanda satisfecha generaría otras nuevas y el gobierno no podría satisfacer todas las demandas, porque cuenta con recursos muy limitados, debido a esto, la sociedad entraría en conflicto con el gobierno en turno. Así pues, la conciencia ciudadana se construiría como resultado de controlar y reivindicar las necesidades sociales no cubiertas por los gobiernos y suplantadas generalmente, por los intereses particulares de los líderes o por los intereses de la élite gobernante.
Participación ciudadana en México
En México, debemos reflexionar sobre el desequilibrio tan grave que existe entre dos actores políticos de vital importancia, el ciudadano y los partidos políticos. La escasez de los recursos disponibles y la dinámica de las sociedades modernas, hace cada vez más necesaria la búsqueda de soluciones flexibles y el apoyo recíproco entre gobierno y sociedad.
La participación ciudadana se ha venido desarrollando en nuestro país de manera constante, pero pausada. Se ha expresado en distintos ámbitos, sectores y regiones, en ciudades muy importantes como Guadalajara y Monterrey, así como en Veracruz, Mérida, San Luis Potosí y Tijuana. Pero principalmente, en la Ciudad de México, la sociedad ha tenido una mayor fuerza, como resultado de la particularidad de la ciudad, capital del país y centro urbano por excelencia del debate político nacional.
No obstante, por la falta de participación en otros sectores de la población, se dice que “en México muchos viven con la mano extendida, con la palma abierta esperando la próxima dádiva del próximo político, esperando la entrega del cheque o contrato o la camiseta…”, esperando lo que Octavio Paz llamó el ogro filantrópico de la generosidad del Estado que con el paso del tiempo produce personas acostumbradas a recibir y no a participar.
El nuevo mexicano
Uno de los retos mayores de la educación cívica en México, será estimular y estructurar la participación ciudadana dentro y fuera de las instituciones públicas. Pues sólo empezando desde la base, con cursos de ciudadanía en los jardines de niños y en la primaria, sólo así, se formarán nuevas generaciones que crecerán con la participación ciudadana bien arraigada y no tendrán problema alguno para desarrollar una sociedad plena. Porque sin una base social activa, corresponsable y constructiva, las instituciones no encontrarán un correlato cívico capaz de asegurar la viabilidad de sus iniciativas, así como de acompañar y, al mismo tiempo, limitar democráticamente el ejercicio del poder. Como afirma Enrique Correa, “La participación ciudadana existe cuando hay sociedades vivas, cuando hay una ciudadanía fortalecida”.
Kofi Annan, Ex Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dice que “La democratización verdadera es algo más que las elecciones”, esto es muy cierto ya que la participación ciudadana va más allá de ir a votar cada 3 o 6 años. La participación ciudadana deberá formar parte de la cotidianeidad mexicana, porque sólo cuando los individuos y la sociedad civil, conformada por organizaciones, clubes, sector privado y asociaciones, sindicatos, ONG’s, clubes deportivos, centros de investigación, medios de comunicación, grupos de cabildeo, organizaciones religiosas y similares; ejerzan sus derechos y se involucren con su comunidad, creando una cultura de legalidad y civilidad entre la sociedad, sólo así se logrará una verdadera participación ciudadana
Para más información consulta:
Gobernación, S. d. (2007). Cultura política y participación ciudadana en México antes y después del 2006.México, D.F: SEGOB.
Hérnandez Estrada, J. L. (2006, mayo). Políticas públicas para paliar la inseguridad pública en México. Ciudad de México, Ciudad de México, México.
Sánchez Ramos, M. Á. (2009). La participación ciudadana en la esfera de lo público. Espacios públicos vol. 12 , 85-102.
Stettner Carrillo, K. S., & Mascott Sánchez, M. d. (2006, abril 20). Participación Ciudadana. Retrieved noviembre 9, 2009, from Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública: www.diputados.gob.mx/cesop/
Tamayo Flores-Alatorre, S. (1997). La participación ciudadana: un proceso. Revista Mexicana de Sociología vol.59 no.4 , 155-185.
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